El pasado sábado 12 de noviembre volvimos a vernos en un encuentro de nuestra delegación, con tres testimonios que no nos dejaron indiferentes. Como ya sabéis los veteranos, en cada Spotlight nos juntamos para escuchar y aprender con historias distintas de asuntos diversos, con ponentes variados, que responden en saciar la sed que los jóvenes compartimos. Esta vez, para hablar de amor, vocación y misión.
El P. Javier Siegrist, párroco de la P. Santo Cristo de la Misericordia en Boadilla del Monte fue el encargado de abrir el acto, que moderaron dos jóvenes de la Asociación Universitaria Totus Tuus. Don Javier puso las bases de cómo funciona un corazón misionero, y nos dio la que para él es la clave: “El alma del misionero es la estrecha unión con Jesús que, de corazón a corazón, contagia el ardor redentor del corazón de Cristo”.
El sacerdote diocesano Antonio Soler, misionero en Mozambique y párroco en Taninga, en la diócesis de Maputo, fue el encargado del segundo asalto. Contó cómo nace la vocación misionera en un joven. Para él, concretamente, surge a través del encuentro con Cristo. “Cuando uno encuentra algo bueno, lo lógico es contarlo, compartirlo”. También incidió en que la llamada misionera es algo característico del mismo sacramento del bautismo: “Lo propio del bautizado es ser misionero. El encuentro con Cristo se concreta en el bautismo, que te convierte en otro Cristo, y te hace entender que tu vida es como la Suya: para los demás, no para mí”.
La última experiencia de nuestro Spotlight corrió por cuenta de Bárbara Bustamante, periodista y traductora, que personificó la experiencia de un joven que ha vivido la misión en su máxima expresión. Ella, natural de Chile, compartió en un breve testimonio (muy bien acompañado de pruebas gráficas) las razones por las qué ella se lanzó a la misión y se sigue considerando misionera. Bárbara, que es de Santiago de Chile, vivió dos años como misionera en Villarrica. Nos contó a través de su experiencia práctica cómo la labor misionera transforma la vida de las personas a las que llevan el Evangelio. “El misionero llega para descubrir el rostro de la Iglesia tal y como es”, afirmaba sobre su trabajo frente a la distorsionada imagen que los medios de comunicación dan sobre la Iglesia en su país. También contó cómo la entrega y el servicio llenaron su vida de alegría. La vida entregada es vida que se proyecta, trasciende y se convierte en un don.
Finalmente, los jóvenes plantearon sus preguntas en un pequeño coloquio. Aprovechar también para agradecer a los ponentes su tiempo y sus intervenciones, a todos los asistentes, y a nuestros compañeros de Totus Tuus de la UC3M.