El pasado 8 de marzo, día de San Juan de Dios, tuvo lugar la Oración con el Obispo en la parroquia Nuestra Señora del Pilar de Valdemoro. Rezamos un Via Crucis, en el que participaron distintas realidades del arciprestazgo de Valdemoro. La virtud que se trataba en esta OCEO era la justicia, y por eso cada estación se ofrecía por diferentes injusticias, poniendo una vela a los pies de Cristo crucificado.
Acoger una OCEO en tu propia parroquia te permite invitar a tu familia y amigos, que seguramente no hayan estado antes en una. En mi caso, invité a mis padres y se quedaron sorprendidos por la cantidad de jóvenes que llenaron el templo y se emocionaron cuando nos vieron rezar por otras personas.
En la decimosegunda estación, en la que Jesús muere en la Cruz, se apagaron las luces, quedando iluminado solamente el Cristo. La meditación de esta estación corría a cargo de Don Ginés, que oró a los pies de la Cruz y, mientras rezaba, mencionó que a veces estamos muy acomodados en nuestro pecado, pero que Jesús murió para salvarnos: “en la Cruz tendríamos que estar todos nosotros, pero has querido estar Tú para salvarnos, para darnos vida eterna”. Fue un momento muy íntimo, de esos en los que sientes cerca al Señor, y las palabras de nuestro obispo invitaban a la reflexión.
Al terminar el Via Crucis se rezó la oración del Año de Gracia compuesta con motivo del 25º aniversario de la parroquia para celebrar el año jubilar que se nos ha concedido. También por este motivo Don Ginés destapó una placa conmemorativa.
Acabada la oración, dimos paso al tercer tiempo. Muchos feligreses, se quedaran o no a la Oración, pusieron su servicio en manos del Señor y trajeron comida, la gran mayoría casera, que pudimos ofrecer a los jóvenes de la diócesis. La implicación de la parroquia hizo que este tercer tiempo fuera especial y que a través de esta pudiéramos sentir al Señor en los demás.
He estado en varias OCEO antes y esta sin duda ha sido diferente, y no solo porque fuera un Via Crucis. Es una bendición poder acoger a tantos jóvenes de la diócesis en tu propia casa, y también es muy especial cuidar cada detalle para que salga bien y pueda ser un encuentro con Dios.
Es verdad que desde el lado de la organización es más difícil vivir la oración porque tienes que estar pendiente de muchas cosas, pero es en ese servicio a los demás donde hemos podido ver al Señor.